Corazón de piedra

Le hizo gracia que la presentadora de aquel programa tan cutre le increpara delante de aquel público inculto. Se había ganado el abucheo de las señoras desfaenadas que abarrotaban la grada del plató. ¿Cómo podía hablar con tanta despreocupación de un accidente de avión ruso, de las inundaciones en Pakistán o de los terremotos en Haití? ¿Con qué sangre fría afirmaba que esas víctimas no le importaban? Algo así sólo podía reconocerlo un hombre con corazón de piedra. El programa se estaba grabando y se emitiría días después, por lo que podrían suprimir su intervención, aunque seguramente al director le gustaría salir en el zapping y decidiera emitir su comentario. Al tiempo que abandonaba el plató, recibió un mensaje al móvil: su padre, quien le había pegado, cuando era pequeño, le había separado de sus amigos, cuando era un adolescente, y le había pedido dinero para su operación, cuando era adulto, acababa de fallecer. Le cayó una lágrima de felicidad y se convenció de que un corazón que puede guardar rencor tantos años no puede ser de piedra.

Hoy en el blog:
Rafa Nadal gana el último Grand Slam que le faltaba, el festival de música Sónar busca sitio en Chicago, las polémicas declaraciones de Cristiano Ronaldo, recordamos al egiptólogo francés Jean-François Champollion y al atleta marroquí Hicham El Guerrouj. La música la pone Hellogoodbye y el cine El bosque.