Hoy se celebra el trigésimo aniversario (y digo trigésimo, no digo treinta) de la muerte de John Lennon. Cuirosa palabra eso de celebrar una muerte. Al menos celebramos la muerte y no el asesinato a manos de Chapman, un señor que se había vuelto loco de tanto leer El guardián entre el centeno, libro que, por cierto, tuvimos que leer para la clase de inglés todos los que aquel año queríamos convertirnos en traductores. Desde hacía tiempo, se creía que a Lennon se le había ido un poco la olla y que tanto rollito por la paz le había cegado, tanto que llegó a casarse con la belleza de Yoko Ono, nada menos que en Gibraltar. Viendo a Paul McCartney hoy en día, del que también se rumorea que en realidad está muerto, algunos piensan que Lennon tuvo la suerte de morir antes de desvariar y dejar caer su espléndida carrera desde lo alto del Edificio Dakota. O peor aún, acabar haciendo un reality con Yoko, su exmujer Cynthia y sus hijos, esos que no se hablaban, al estilo Los Osbourne. Como siempre, del carnicero queremos buena carne, de la pescatera, buen pescado y del músico, buena música. Y eso fue lo que nos dio Lennon. Por eso, hoy y muchos otros días (cada vez que escuchamos un disco de Oasis, por ejemplo) recordamos su obra.
Hoy en el blog:
Las incongruencias de la Cumbre del Clima de Cancún.
Un nuevo récord en el mundo del baloncesto.
Las polémicas declaraciones de Granero sobre su excompañero Guti.
Recordamos el traslado de los nacionalistas chinos a Taipéi y a John Lennon.
El cine lo trae Neds. El humor, Scrubs. Y la música la ponen M83, PJ Harvey y Björk y Trembling Blue Stars.
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La tecnología avanza en grandes pasos y es bueno siempre estar informando gracias y sigan publicando
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