Se han convocado diversas manifestaciones esta tarde de sábado en algunas localidades de la Comunidad Valenciana para protestar en contra del corte de señal de TV3 y exigir su reapertura en toda la comunidad. Algunas pancartas atacarán a Camps haciéndole saber que prohibir no es un símbolo de poder, sino de debilidad. Se entiende que la gente quiera ver TV3, aunque sólo sea por el APM? o Crackovia. Decir que Canal 9 hace mejor tele que TV3 es como quien sigue pensando que Cristiano Ronaldo es mejor que Messi, pero para gustos los colores y para colores el verde oscuro de tus ojos.
Pero se nos olvida una cosa, bueno, dos. La primera es que Canal 9 en su canal principal nunca ha doblado al valenciano las películas extrajeras (sí su sengundo canal, Nou 2, antes conocido como Punt 2). Ambos gobiernos autonómicos (o países, como cada uno se sienta más identificado) compran los derechos de las mismas películas, es por ello por lo que desde hace muchos años hemos podido ver una cinta en Canal 9 un viernes por la noche y al miércoles siguiente la pasaban por TV3. En un principio, ambas cadenas podían verse en ambos territorios. El problema llegó cuando todos aquellos catalanes o habitantes de Cataluña de habla hispana que comprendían mejor el castellano optaban por ver las películas por Canal 9, en castellano, que por TV3, en catalán. Esto hirió el orgullo de muchos y Canal 9 fue vetada en Cataluña. Con el paso de los años y bajo el lema de "a ver quién tiene más huevos", la Comunidad Valenciana ha decidido cortar la señal de TV3, primero para las retransmisiones deportivas que también cubría Canal 9, como Fórmula 1 o la Champions League, y ahora para toda la programación. La solución sería tan fácil como abrir las puertas a todos los telespectadores y que ellos elijan lo que quieren ver: películas en castellano o en catalán y el fútbol con unos comentaristas u otros.
Pero se nos olvida la segunda cosa, el dinero que invierte cada gobierno en las cadenas autonómicas y la tremenda deuda que éstas arrastran desde hace muchos años. No sé si esta tarde, aquéllos que vayan a protestar pedirán a las cadenas, de paso, que aclaren sus cuentas y paguen sus deudas para dejar de costarle dinero a su comunidad (o país, como cada uno se sienta más identificado).
¡Ay! Cómo me gustaría vivir en un lugar sin políticos corruptos, sin estúpidos tiras y aflojas, sin jefes de gobierno con coches oficiales, sin televisiones locales que fueran un pozo sin fondo para la contribución de sus ciudadanos... En Cantabria, Miguel Revilla no tiene dinero para una televisión autonómica, y se coge un taxi para ir a la Moncloa. Sinceramente, para mí, éste es el que más huevos tiene de todos.
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