lunes, 14 de marzo de 2011
Cuerpo a tierra
Como si pudiera lanzarme sobre el suelo y reptar con una mochila de cinco kilos por el barro, como cuando estuve en la guerra. Ese suelo donde jugaba cada tarde de pequeño, donde me rasgué el pantalón intentado parar un penalti y lo único que conseguí fue la reprimenda de mi madre. Ese suelo que a golpe de azada y bajo un sol abrasador convertimos en un campo de cultivo mis hermanos y yo, que me ha dado de comer toda la vida y le ha pagado a mis hijos esa universidad tan ansiada por nosotros y tan banal para ellos. Ese suelo donde te hice el amor por primera vez cuando entraste en casa de mis padres con el primer botón de la blusa desabrochado y buscando sal para la sopa, iban a pasar muchos años hasta que encontráramos una cama decente donde hacerlo. Ese suelo que me conozco como la palma de la mano, con el que he compartido tantas experiencias y que ahora me da un miedo terrible. Ya no puedo jugar contigo, ni lanzarme sobre ti, me lo prohíbe el médico, mis hijos, mi nuera, hasta mis nietos... Pero cuando alguien grite "cuerpo a tierra", no pensaré en la cadera, ni el la prótesis, lanzaré mi bastón y te abrazaré como hacía antes.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Una declaración de amor terrenal, pero del bueno.
ResponderEliminarMe gustó tu blog.
Gracias Juanjo, y bienvenido al blog.
ResponderEliminar