¿Y esto de qué va?

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martes, 26 de abril de 2011

Elige su propia aventura: Capítulo 2

El conductor se acercó hasta él y le alcanzó una taza del brebaje. El chico dudó en cogerla, pero la expresión de aquel hombre le decía que podía confiar en él.
Mira, lo que te voy a contar te va a sonar muy raro, así que espera a que acabe para hacer preguntas, ¿vale? dijo el conductor.
El chaval asintió con la cabeza.
¿Tú qué crees que pasa cuando te mueres?
Pues que tu alma va al cielo y tu cuerpo se queda bajo tierra contestó el joven.
Exacto. Hay unas escaleras mecánicas que te llevan hasta San Pedro. Luego te apuntan en una lista y te dan un Martini.
El joven lo miró desconfiando, sin entender muy bien a qué venía tanta ironía gratuita.
Esto es lo que pasa cuando mueres continuó el conductor: te despiertas en otra parte del planeta y tienes que realizar buenas obras durante un periodo de tiempo determinado para, así, poder descansar para siempre. Vamos, lo que los humanos siempre han llamado morir.
¿Te estás quedando conmigo? rió el muchacho.
Has despertado en medio de un descampado, ¿acaso sabes cómo? Me han enviado a por ti, ¿te crees que me paseo por ahí a las tantas de la mañana a ver si atropello algún conejo?
Oye, no sé si has acabado ya, pero creo que es hora de interrumpir. Me largo de aquí. ¿Quieres llamarme un taxi, por favor? Yo no estoy muerto.
Ah, ¿no? Y ¿dónde está tu sombra, chico? sonrió el conductor.
El joven miró al suelo, se giró sobre sí mismo, pero no vio nada. Corrió hacia la lámpara y buscó su figura proyectada en la pared. Nada. Comenzó a asustarse.
Vale, muy bueno. ¿Cómo lo haces? Es esa luz que usan los magos, ¿no? 
¿Luz de mago? La de locuras que hay que oír. Los muertos dejan pasar la luz, tanto la solar como la artificial. No hay ningún truco. Eres un "Cast no Shadow", como Ricarhd Ashcroft —rió.
El chico soltó una mueca de desaprobación y volvió al sofá, se sentó y dio otro trago al brebaje.
Me llano Nico, por cierto. Y creo que ya he terminado, si tienes alguna pregunta... informó el conductor.
—¿Acaso lo dudas? exclamó el joven dejando la taza en la mesa. A ver, si me he muerto, ¿cómo es que no lo recuerdo?
—La muerte borra los últimos sesenta minutos de vida y los primeros sesenta de pasarela.
—¿Pasarela?
—Así se le llama a tu estado. No estás vivo y tampoco estás en el cielo.
—Vale. ¿Y por qué los borra?
—Para que no puedas compartirlo con ningún mortal. Cuando vayas al cielo, es decir, cuando ya no tengas contacto con ningún ser humano, se te devolverán en un DVD.
—¿Estás de coña?
—Menos lo del DVD todo es cierto.
—Vuelve a lo de compartirlo con los mortales.
—Vas a tener contacto con vivos.
—¿Cómo?
—¿Cómo? Pues si sales a la calle los verás en sus coches, cruzando semáforos. Estás en la Tierra, solo que en otra parte muy lejos de donde tú vivías.
—¿Por qué?
—Imagina la cara de tus amigos si después de enterrarte te vieran repartiendo descuentos para una discoteca gay.
—¿Por qué gay?
—No sé. Tú lo eres, ¿no?
—¡No! No soy gay.
—Ya lo sé, estaba de coña. De todas formas, te iba a servir de poco.
—¿Qué insinúas?
—¿Aún no te has mirado ahí abajo?
El chico se llevó la mano a la entrepierna esperando notar un bulto en sus pantalones.
—¿Qué es esto? —grito escandalizado.
Se bajó los pantalones y metió la mano por dentro de los calzoncillos.
—¡Socorro! No tengo polla.
Nico se echó a reír, tanto que a punto estuvo de atragantarse con una galleta.
—¿Por qué no tengo polla?
—Porque no te hace falta para tu fin.
—¿Y si un día mi buena obra es acostarme con una chica? Puede que ella lo necesite…
—Sí, claro, como si no hubiera suficientes pollas vivas en el mundo. Ya que ha salido el tema, tampoco puedes tomar ningún tipo de droga. Y por droga me refiero a todo lo que altere tu cuerpo: desde drogas duras, las conocidas como ilegales, hasta el alcohol, el tabaco o la cafeína.
—¿No puedo tomar café?
—No, pero sí puedes tomar cola-cao. Los índices de cafeína no superan el máximo permitido. ¡Ah! Y tampoco puedes apostar.
—¡Joder! Vaya mierda de vida.
—¿Vida? Que yo sepa estás muerto. Tuviste una vida entera para disfrutar y te la pasaste estudiando, trabajando, mintiendo a tus padres, a tu novia… Ahora es cuando te toca trabajar de verdad. Aquí se suprimen todos los placeres.
—¿Y qué pasa si me tomo una cerveza?
—Que te quema el estómago y te mueres.
—¡Aha! Pero si ya estoy muerto…
—Me refiero a que te vas al infierno.
—¿Directamente?
—Sí.
—Joder. ¿Y si alguien me la tira encima? ¿Y si inhalo el humo de un cigarro sin querer?
—Entonces te quemarás el estómago o te picarán los pulmones. No irás al infierno, pero te aseguro que duele.
—¿Y si hago una apuesta?
—Te arderán las manos e irás al infierno. Oye, ¿quieres dejar de hacer preguntas estúpidas? Dedícate a seguir las reglas.
El joven se escurrió en el sofá con la mirada perdida pensando en que aquel hombre podía tener razón.
 —Oye, voy un segundo al coche. Estás en tu casa, ¿vale?
El chico asintió levemente con la cabeza. Desde la puerta, Nico se giró hacia él.
—Por cierto, ¿cómo te llamas?
—Miguel —contestó el joven con un hilo de voz.
Nico sonrió y abrió la puerta. Tras ella, una figura delgada y oscura rematada por un remolino de cabellos rojos le sonrió con unos preciosos dientes blancos. Nico cerró la puerta rápidamente y se tiró de espaldas sobre ella asustado. Se oyeron unos golpes fuertes al otro lado de la puerta. Nico hizo fuerza con sus piernas para que aquella figura no entrara en la casa. Corrió el cerrojo y le dio dos vueltas a la llave que estaba en la cerradura.
—¡Rápido! Cierra aquella ventana —le gritó a Miguel.




Espero que os haya gustado. Tenéis hasta el lunes que viene para dejar vuestras propuestas y comentarios. El próximo martes seguiremos con el tercer capítulo. Para los que no pudisteis leer el primer capítulo, os dejo el enlace. Dejad vuestras propuestas para continuar la historia. ¡Besos!
http://vistotrasgafasdepasta.blogspot.com/2011/04/elige-su-propia-aventura-capitulo-1.html

4 comentarios:

  1. Se te ha colado el párrafo de despedida mientras está explicándole lo de la pasarela.

    A todo esto, la pelirroja es un súcubo que tentará a Miguel para que se vaya para abajo. Ah, y Miguel descubrirá que puede leer la mente a algunas personas (así será algo más fácil hacer su buena obra).

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  2. uea! gracias Tido, no sé cómo ha ido a parar ahí. Me gusta lo del súcubo, de hecho ya estoy pensando en una leyenda malaya que le vendría muy bien a la pelirroja. Y lo de leer la mente da mucho juego, a ver qué proponen los demás.

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  3. Oh! Una pelirroja. Son malas, malas. O sea, que el chaval está muerto, bueno en pasarela. ¿Qué buenas obras tiene que hacer? ¿Por qué va la pelirroja a por él? Cuéntanos, cuéntanos...

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  4. Le seguirá a donde vaya. Y además, mientras lleva a cabo sus "buenas obras" se encontrará con alguien que conoce, o
    a alguien que conoce a alguien que él conoce, porque total el mundo es pequeño...

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