Y hablaremos solo del domingo porque los otros días no estuvimos y no debes hablar de lo que no sabes, y menos si alguien te está escuchando. De los modernos no hablaremos porque ahora estarán devolviéndole la ropa a sus padres y abuelos con un ligero olor a porro y a mentira musical.
Lo pasamos muy bien. Nos gustaron Antonia Font (con su artículo determinado femenino "sa" balear) y And so I watch you from Afar (unos norirlandeses algo salvajes que dejaron cierto vacío por ser instrumentales). Descubrimos a The Joy Formidale y cómo se le pone cara de asesina a la cantante cuando le viene el subidón (también vimos que hay grupos que no deberían tocar canciones lentas). Veronica Falls nos parecieron un poco secos, pero estuvieron bien.
La hora de espera entre grupo y grupo se hizo larga, pero la ansiedad acabó cuando un grupo de locos canadienses (probablemente artistas del Circo del Sol en otra vida) irrumpió en el Escenario Maravillas. Estaban todos: el que lleva camisas de militar, el rubio que salta tanto, el otro melenas que se sube por el andamio del escenario, el batería reservado, el bajo que se esconde detrás de su flequillo y parece no estar a gusto, las dos violinistas y la pequeñaja danzante. Arcade Fire volvió a tocar las mismas y nosotros volvimos a bailar. Se nos puso la piel de gallina con "No cars go" (http://www.youtube.com/watch?v=DI95tJuuTDM) y nos fuimos a casa contentos. Como bien dices, si tocaran mañana otra vez, iríamos.
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