No sé si fue por las ganas de verlos en directo (vienen al
Arenal Sound de Burriana el domingo 5 de agosto) [http://www.arenalsound.com/cartel],
porque había cenado mucho (y dicen por ahí que eso te hace soñar) o por las
canciones que me pasó mi hermano anoche a través del wassap (pronúnciese
Wassabi si quieres caerme bien), pero anoche me hice amigo de la de los Ting
Tings. Ahora la he buscado, Kati White se llama la moza.
Aún busca un
corte de pelo que le quede bien (ahora, el micro es la caña). El caso es que
estábamos sentados en el típico banco de Magdalena / Hogueras / Festival de
música veraniego cuando suena la intro de “Great DJ” [http://www.youtube.com/watch?v=jqsGla_VfJ0]
Helen y yo dejamos la hamburguesa y salimos corriendo hacia el escenario, que
resulta ser una tarima de cinco centímetros de altura, por lo que el dúo de
Mánchester (aun con tacones, los dos) levantan menos del suelo que nosotros. Katie
empieza a cantar y nosotros a bailar como ella. Y, de repente, nos damos cuenta
de que no hay nadie más viéndolos, que no estamos en primera fila porque ni
siquiera hay una fila. Katie le lanza cortes de mangas a todo el que pasa y
comienza a actuar más desmotivada, pero a nosotros nos sonríe. Cuando acaba el
concierto, Helen y ella se hacen amigas y, sin que yo me dé cuenta,
intercambian teléfonos. Cuando a la mañana siguiente estoy preparando un buen
desayuno a mi suegra, quien se empeña en ver una película de Almodóvar de mi
Woxter (aparatito donde almaceno las pelis que me gustan y ya os adelanto que
del manchego no tengo nada, no porque no me gusten, sino porque no he visto
ninguna, aún), suena el timbre de casa y tras la puerta aparece Katie con su
colega Jules de Martino.
Nos
sentamos en el salón a hablar mientras mi suegra ve “Volver”, lo sé porque oigo
cantar a Penélope de fondo. Y les digo que me gustó mucho el vídeo que grabaron
en Alicante, en la pista de skate del Castillo de San Fernando, que cómo
se les ocurrió la idea
[http://www.youtube.com/watch?v=gHzgzN9H6QM]. Pero en
lugar de dejarles hablar, me lanzo sobre la estantería y les alcanzo el libro
de Nick Hornby que estoy leyendo y que trata precisamente de un skater que con
quince años deja preñada a su novia, a la que ya no quiere, muy inglés esto (lo
de dejar preñada a la novia joven, no lo de dejar de quererla). Luego me miro
las Vans que me compré el año pasado en el outlet de Las Rozas y me
pregunto si no soy un impostor.
Suena el despertador. Sé que el sueño ha sido
más largo, pero por hoy ya está bien. Besos a Karie y Jules, que seguro que
leen esto (en español, además) y les parece gracioso. Una vez más, los sueños, la mejor arma para
contar historias.



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