martes, 27 de julio de 2010
6 de julio - 5ª etapa: Cacabelos - Vega de Valcarce (velocistas argentinas y chihuahuas millonarios)
Salimos del albergue de Cacabelos sobre las 7 de la mañana. Toda la etapa transcurre paralela a la carretera nacional y, debido al tráfico, no nos podemos distraer todo lo que queremos. Me recuerda a los días que me entrenaba en Castellón para ir cogiendo fondo. A mitad de etapa, un acontecimiento sin precedentes llama nuestra atención, un peregrino va más rápido que nosotros. Se trata de una chica argentina que ya ha hecho el Camino, lo acabó concretamente el 3 de junio y, diez días después, el 13 de junio, lo volvió a empezar. Le explicamos que se ha convertido en la primera persona que nos adelanta y nos comenta que los hombres la odian porque va más rápido que ellos. Baja un poco el ritmo y nosotros lo subimos para conversar un rato y reírnos de Maradona. Paramos en Pereje para almorzar y la perdemos de vista. En el bar volvemos a encontrarnos con Willow, el chico australiano, que sigue sin dar con sus amigos y nos cuenta que estuvo en el ejército cuando los Simpsons llegaron a la televisión en su país.
El recorrido de hoy no es tan duro, pero nos cansa mucho. Es un alivio llegar al albergue, donde Mari nos atiende estupendamente e, incluso, nos invita a comer. El anterior hospitalero se marchó de un día para otro y ella, que vive en el pueblo, decidió encargarse del albergue. Como tenía comida de sobra, Andreas y yo cocinamos mientras ella atendía a los peregrinos y luego comimos juntos. Mari nos presenta a Pauli, su chihuahua, con el que gana 350 € cada vez que alguien de los alrededores trae a sus perras para que el canijo las monte (al parecer, prefieren que lo haga un perro pequeño). Andreas y yo pensamos en qué pasaría si a nosotros nos pagaran también por eso.
Volvemos a coincidir con Santiago. Me cuenta que tiene amigos en Castellón y que tenemos que hacer untos la ruta verde cuando venga a visitarlos. Acepto sin pensármelo dos veces. Pese a que la cama es la peor que me han dado, hasta el momento, me duermo dos horas de siesta y me levanto sin saber ni cómo me llamo. Luego, Andreas y yo bajamos al súper (ver foto) y nos aprovisionamos de fruta y desayuno. Nos comemos un buen melón y vemos el Holanda 3-2 Uruguay. La cobertura me deja hablar contigo, aunque pronto tienes la cena preparada y no quieres hacer esperar a tu familia. Me voy a la cama con otro día más en las piernas.
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