Normalmente esto se hace allá por diciembre o incluso en enero del año siguiente. Pero yo quiero adelantarme porque quiero poner el punto de referencia en el 2 de septiembre de 2010, el día en que me operaron de la vista y me quitaron las dioptrías, el día en que el autor de este blog se quitó para siempre sus gafas de pasta, pero no por ello decidió cambiar el nombre del blog.
En estos últimos 365 días he visto muchas cosas sin necesidad de lentes: aeropuertos sin aviones, policías que arremeten contra gente que se sienta en una plaza, fuerzas de la naturaleza que hacen temblar al país más preparado para evitarlas, gente que protesta porque a su equipo de fútbol le han robado el partido pero que no dice nada cuando se entera de que tiene que jubilarse a los 67 años de edad...
También he visto cosas increíbles como que sea imposible comprar una entrada para el monólogo de Dani Rovira en el Teatro Principal (al que estoy pensando en quitarle las mayúsculas) de Castellón a través de ningún servidor ni directamente en taquilla (sí, no cumplen el horario de atención al público). Nos habéis quitado muchas cosas, no oímos más que desgracias en televisión, y cuando quitamos las noticias el panorama no es mucho mejor. Por favor, no nos quitéis la risa, que es de las pocas cosas buenas que nos quedan.
Un año en el que prometí ser más serio, más estricto con la administración pública, menos tolerante con los que se aprovechan de los demás, en definitiva, un año en el que tenía que crecer. No lo he conseguido. Dentro de mí habita un niño que busca la risa del otro antes de un enfrentamiento. No os aprovechéis de gente como este tío que hace un año se quedó sin gafas. Sigo intentando ver el lado gracioso de las cosas, no me gusta ver a la gente enfadada. Será que tengo miedo a los enfrentamientos, que nunca veo un ganador al final del combate. Creo que tengo miedo a que me partan la cara porque nunca nadie lo ha hecho. Ya he crecido moral e intelectualmente, es hora de crecer espiritualmente. Por eso, si alguien lee esto y entiende lo que digo (sobre todo si eres alguien al que le caigo muy mal), por favor, dame una buena hostia en la cara. Necesito tener una pelea, no necesito ganarla, solo soltar un par de puñetazos y llevarme otros tantos moratones. Solo así seguiré riéndome de todo. Y solo así conseguiré entradas para Dani Rovira.
Dani, por cierto, te voy a enviar un e-mail detallado para que veas cómo se cuece tu actuación en Castellón.
Gracias.
PS: Para darme la hostia no hace falta pedir hora, podéis encontrarme en la playa del Grao, en las tascas o escribiendo en casa (según la hora que os apetezca hacerlo).
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Estás proponiendo montar El club de la lucha?? En fin, cuando quieras nos ponemos manos a la obra
ResponderEliminar¿Sabes lo perjudicial para tu salud que puede llegar a ser este llamamiento? ¿Estás borracho? En fin, tú sabrás...
ResponderEliminarChicos, chicos, sólo necesito una hostia, a ver si vais a hacer cola para reventarme los morros. Ay que ver! Os quedáis con lo violento, eh... Raúl, este finde estoy fuera, a la vuelta quedamos en la parte trasera de una gasolinera (llévate a alguien que te caiga mal, de paso, a ver si se apunta y lo inflamos a hostias)
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