Con esta terrible frase me saludaba anoche un amigo y fiel seguidor del blog.
Tal afirmación no se debió a que le pidieran 9,20€ por cabeza por entrar a ver "Lo imposible" en unos cines Yelmo de Madrid. Lo imposible es disfrutar de una película en el cine hoy en día. Y él lo sufrió en sus carnes cuando un matrimonio decidió sentarse a su lado con sus dos hijos de tres y cuatro años (ya, no es la mejor película para los infantes). Al otro lado, una pareja de chavales que decidieron disfrutar de su menú McWarrans en las butacas del cine. Ruidos, comentarios inoportunos, gritos y eructos en dolby surround. A ello hay que sumarle que la cinta se paró de pronto a mitad de reproducción y nadie consiguió arreglarla. Estuvo varios minutos parada, luego había imagen pero no sonido y, cuando por fin recuperó el audio, no rebobinaron para ver lo que se había perdido, continuó desde ese punto hasta el final. Al salir de la sala, ni una mísera disculpa por parte del personal. Reclamó y, cosas de la vida, su reclamación fue escuchada y le han compensado con dos entradas para otra sesión. Esto fue lo que le contesté cuando descargó su frustración.
Aquí veo dos problemas claramente diferenciados que confluyen en la misma persona: el espectador de toda la vida, educado con sus iguales e ilusionado con ver un estreno.
El primero es la mala educación (que también es una peli, pero no la he visto). No solo en el cine, sino en todas partes. Parece que con la excusa de la crisis, que todo va mal, que no hay trabajo y que todo es un asco, la gente puede hacer lo que le salga de los huevos olvidándose de que tu libertad acaba donde empieza la mía. Desde gente que se pasa por el forro aquello de "para entrar, primero dejar salir" hasta dueños que no recogen las mierdas que sus perros dejan en las aceras del centro de la ciudad, pasando por conductores que no ponen el intermitente porque "¿a ti qué más te da saber si voy a girar o no?". Cuando a esa gente maleducada se le suman los hijos, ya es para mear y no echar gota. Parece que si tienes un hijo, tienes más derechos no escritos pero que todo el mundo cree saber: véase el sentarse en dos asientos en el autobús, las horas de lactancia tras el parto que suelen coger del tirón para tener más vacaciones (de eso hablaremos otro día), o ponerse en primera fila en las cabalgatas porque "es que si no, los niños no ven". Todos pensamos "súbase al niño al regazo y no ocupe dos asientos en el bus", o "¿por qué coges todas las horas del tirón, acaso vas a amamantar a tu hijo dos semanas seguidas sin parar y cuando se te acaben dejar que se muera de hambre" y "haber venido antes y habrías cogido sitio en primera fila, como hemos hecho todos". Pero no llegamos a decirlo, por no enfrentarnos a alguien, crear mal ambiente o tener malos rollos que podemos evitar fácilmente. La mala educación, repito, es un problema muy grande de este país. Además de la pillería, el chanchullo y toda esa mierda. Sí, la pillería, porque cuando peso las manzanas en la báscula del Mercadona, levanto la bolsa sin que me vean y me ahorro catorce céntimos. Luego se lo cuento a mis amigos y me dan una palmadita en la espalda. ¡Qué crack eres, tío! Lo mismo pasa cuando uno le pone los cuernos a su mujer con una más joven y guapa y se lo cuenta a los amigotes. La gente no piensa en los demás, y así nos luce el pelo. Porque si pensara en los demás, no me llevaría la mierda del Burriking al cine a hacer ruido y manchar los asientos que van a utilizar otras personas después.
El segundo es la poca o nula competencia de nuestro mercado y eso se ve reflejado en cualquier empresa donde el jefe no está al quite. A un adolescente con granos en la cara que le pagan 5€ la hora por barrer el suelo de palomitas a las 2 de la mañana, le importa una mierda si has disfrutado de la peli o no. Muchos pensamos así: "para lo que me pagan, ya he trabajado suficiente hoy". Vas a una tienda y si el negocio no es del dependiente (y a veces aun siéndolo) parece que no te quieran vender nada, que estás molestando. ¡Coño! Pero ¿ustedes no venden cosas aquí? En cuanto al corte de la peli y tal, seguramente el técnico en audiovisual ya no curra allí porque le han bajado el sueldo y ha mandado al responsable a la mierda, con toda la razón del mundo, y el magnífico cine ha contratado a un pobre suramericano o europeo del este que por 4€ la hora te pone la peli en marcha. Eso sí, sale un problema como el que ocurrió cuando fuisteis vosotros y no tiene ni puta idea de solucionarlo.Y no hay un puto empleado que tenga huevos de decirle al padre que sus hijos molestan y que, por favor, abandonen la sala. Que tenga que hacerlo otro espectador, con lo que ello conlleva (lo mismo el padre es un tarao y al día siguiente va con un cuchillo por la calle a buscarte), tiene cojones. Y tampoco hay un empleado que le diga al niñato de turno que con cena no se entra a la sala.
En cuanto a la peli, tengo ganas de verla porque hablan muy bien de ella, pero están siendo tan pesados que se me están quitando... La veré, pero me parece que será como concluías tú, en casa, con mi sofá y mi torrent.
Suerte y a ver cine en casa hasta que la humanidad recobre el sentido común y la buena educación.
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Así fue...
ResponderEliminarLlevaba sin pisar un cine mucho tiempo y acontecimientos como estos me hacen quedarme en casita tan ricamente,abrirme un vinito y disfrutar de la peli con mi chico acurrucados bajo la manta. Fdo. Una aspirante a actriz
LOS CINES DE ESPAÑA, ésa sí que es una película, pero de terror.
ResponderEliminarSin considerarme un iluminado pienso: 10 personas por 9,20€ son 92€. Una sala llena(400 butacas aprox)a 3€ son 1200€, ésto no lo verán los propietarios? O por qué no alquilan las salas para exposiciones, proyectos fin de carrera, conferencias, para ver baloncesto, fútbol o petanca... o para cualquier actividad que necesite unos medios audiovisuales tan buenos... pues no lo sé, lo que sí que sé es que volveré al cine a consumir las entradas que me han regalado y no vuelvo más. LARGA VIDA AL PIRATEBAY!!!